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Técnicas de cerámica

GRES A LA SAL
 ( 13/04/2016 )


El gres salino ha tenido entre los ceramistas contemporáneos un autentico renacimiento, dada su singularidad, su belleza natural y sus infinitas posibilidades, demostradas desde su posible descubrimiento en Alemania en el siglo XII, concretamente en las zonas alfareras del Rhin.

El gres salino es básicamente un proceso de monococción y el esmalte proviene de la volatilización de la sal introducida en el interior del horno, el esmalte o si se quiere el efecto gres salino va desde un ligero brillo hasta los dos milímetros de los mejores “piel naranja”, suelen ser greses con mucha sílice, la cual reacciona con el sodio de la sal para formar una especie de silicato sódico, a nivel superficial. La cocción suele ser reductora y preferentemente de leña lo que añade las mejores texturas. Una pasta de gres para 1.100 ºC puede tener Sílice, 35; Bentonita, 30; Caolín 20 y Feldespato 15, este último, junto a la bentonita suelen acompañar al sílice, una pasta muy fina puede tener Bentonita, 50; Feldespato 40 y Arcilla 10. La sal se descompone con una virulencia considerable, el contenido de sodio ataca la parte del sílice, inclusive la alúmina, formando una especie de esmalte, mientras se producen densa llamaradas, por lo que es conveniente cocer en exteriores y ver los contenidos de acido hidroclorhídrico, manteniendo las máximas medidas de seguridad e higiene en el trabajo y trabajar con la supervisión de un experto en gres salino. Los testigos que se van extrayendo del interior del horno dan una idea de la cantidad de sal en la pieza, se dice que los mejores hornos para gres salino son los que están a punto de derrumbarse porque el interior tiene abundante sal. Algunos ceramistas echan la sal a 1.150ºC y según avanza la cocción añaden bórax o carbonato sódico: Sal 84; Bórax 9 y Carbonato sódico 7.
Últimamente se usa el socio en vez de la sal en lo que se conoce cono cerámica de soda donde destaca Ruthanne Tudball.
Las botellas de gres salino más conocidas son las Bellarminas, piezas panzudas con una cara barbuda adornando el cuello y atribuida al cardenal Bellarmino (1542-1621) un adalid de la Contrarreforma y por tanto no muy popular en Alemania. Pronto la técnica del gres salino alcanzo Inglaterra, Estados Unidos y Japón donde Hamada y Shimaoka hacían un amplio uso en alguna de las cámaras de sus hornos. En la cerámica de autor del gres salino contemporáneo destacan poderosamente Jack Troy, Don Reitz, Peter Starkey, Karen Karnes, Robert Winokur, Ian Gregory, David Shaner, Steve Howell, Cynthia Bringle, Tom Turner, Janet Mansfield, William Hunt, Bill Rogers, Walter Keeler, Jane Hamlyn, Michael Casson y Hans y Birgitte Borjeson. Inclusive Antoni Cumella y otros ceramistas han utilizado esta técnica.
Para saber más sobre el gres salino véase Revista CERÁMICA pág. 55, núm. 16; pág. 1, núm. 23; pág. 58, núm. 28; pág. 69, núm. 44; págs. 4 y 28, núm. 48; págs. 64 y 73, núm. 60; pág. 33, núm. 61, pág. 27, núm. 77; pág. 53, núm. 84; pág. 53, núm. 87 y pág. 20, núm. 110.

Antonio Vivas

Fotos, de arriba hacia abajo:

"Bartmannkrug", Frechen, 1600-1650. Esmalte salino. Alto, 23,5 cm. (Foto: Stiftung Keramion, Frechen, Alemania).

Janet Mansfield (Australia). Gres salino.

Jane Hamlyn (Reino Unido). Gres salino

 

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