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Cerámica y ceramistas

HARUMI NAKASHIMA
 ( 20/07/2017 )


Japón es el paraíso de los ceramistas y ahí nos encontramos con la magia de la escultura cerámica de Harumi Nakashima (Gifu-1950) explorador de nuevos caminos, sobre las vías descubiertas por otros grandes ceramistas japoneses como Osamu Suzuki y Kazuo Yagi impulsores del movimiento Sodeisha en Japón.

Cuando se observa una obra cerámica de Harumi Nakashima es evidente que ha creado un universo de sensaciones y nuevas formas, plasmado fielmente en un desarrollo de formas más o menos esféricas ensambladas en un crecimiento espacial evidente, donde los lunares o círculos sólidos azules de diferentes tamaños sobre un fondo blanco tienen una importancia capital, estéticamente hablando, por otro lado, nada más cerámico que el blanco y el azul. Parece que entre las diversas fuentes de inspiración en la obra cerámica de Harumi Nakashima encontramos el espíritu del Movimiento Sodeisha (pág. 29, núm. 138) y su evolución desde la cerámica japonesa más o menos tradicional, protagonizada por el Movimiento Mingei (pág. 29, núm. 139) con Hamada a la cabeza. Ver una escultura de Suzuki que parece ser un caballo, nos da las claves para entender la obra de Nakashima, quien magistralmente sugiere formas inspiradas en la naturaleza, ya se sabe que la naturaleza y la cerámica parecen rehuirse pero tardan poco en encontrarse y las obras más naturales de Harumi Nakashima parecen confirmarlo, por otro lado jamás dice la naturaleza una cosa y otra la sabiduría de las esculturas cerámicas de Nakashima.
Los lunares azules creciendo por tamaño según su expansión formal marcan una sensación de movimiento, una fuerza interior que emerge sin parar, pero está congelada en el tiempo como una parte más de un proceso eterno y vivo. En la Asamblea de la Academia Internacional de Cerámica celebrada en Grecia era evidente como la cerámica de Harumi Nakashima parecía el mascaron de proa de la cerámica japonesa allí presente, era un obra compleja de diversas formas esféricas marcadas por los siempre presentes lunares azules.
Las formas de Nakashima pueden elevarse sobre sí mismas y entonces el crecimiento roba protagonismo, en algunas cerámicas las formas esféricas parecen emerger de una suerte de orquídea, en otras las formas redondas se ven rodeadas por esferas mayores a su vez conectadas con otras, en un movimiento que recuerda algunas plantas más o menos proclives a crecer. Algunas obras dejan ver un interior agreste, otras giran sobre su eje para crecer, de cualquier forma la cantidad de lunares azules determina el dramatismo del crecimiento de las formas en el espacio. La cerámica de Harumi Nakashima nos traslada a su universo particular, de evidente singularidad sin alejarse de la inspiración de la naturaleza, para crear un cuerpo de obra inimitable y único.
Para saber más sobre la obra cerámica de Harumi Nakashima véase Revista Cerámica pág. 76, núm. 84; pág. 77, núm. 94; pág. 19, núm. 104; pág. 88, núm. 119 y pág. 16, núm. 126.

Antonio Vivas

Fotos, de arriba hacia abajo:

Harumi Nakashima. Exposición "Toji. Avant-garde et tradition du Japon", Musée national de Cerámique, Sevres, Francia.

Harumi Nakashima. "Struggling Form 0402". Acadsemia en Corea.

Harumi Nakashima. "Form 0915". Sevres Circuits Ceramique.

 


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